La corneja
“Se cuenta que un castellano había decidido matar una
corneja que había fijado su domicilio en la torre de observación de su castillo.
Lo había intentado varias veces, pero siempre, cuando el hombre se aproximaba,
dejaba su nido y se dirigía a un árbol vecino fuera del alcance del fusil
asesino. El castellano, decidido a terminar de una vez para siempre, optó por
una artimaña. Una mañana se presentó en la torre con un amigo. Los dos hombres
entraron y poco tiempo después salió sólo el castellano. La corneja esperó
pacientemente la salida del segundo hombre. En los días que siguieron, la
experiencia se repitió con tres e incluso con cuatro personas. Siempre al
acecho, la corneja volvía a la torre una vez que había salido el último hombre.
Por último, se enviaron cinco hombres; como en ocasiones
anteriores, cuatro salieron de la torre, uno después de otro, mientras que el
quinto esperaba tranquilamente en el interior. Esta vez, la corneja, incapaz de
distinguir entre cuatro y cinco, cayó en la trampa y volvió a su nido sin saber
que el quinto hombre la aguardaba con el fusil apuntando a su nido. Es fácil
adivinar la suerte que corrió la pobre corneja.”
“Estos hechos
demuestran que ciertos animales pueden contar y ponen, sin duda, de manifiesto
un sentido del número parecido al nuestro.”
( Historia de las matemáticas, vol 1, Jean-Paul Collette,
Siglo veintiuno de España Editores)